Género conferencial desde la semiótica compleja

Gender conference from the complex semiotics

Tatiana Sorokina Biryukova
Universidad Autónoma Metropolitana, México
sorokina@correo.xoc.uam.mx

Resumen
En este trabajo se explica, de manera muy concisa, que las conferencias, particularmente en el ambiente académico y educativo, pertenecen a un género que debe ser analizado desde una perspectiva semiótica. Ello se debe a la complejidad del género que se revela tanto a nivel de la organización textual como a nivel de la exposición, la que se entiende como acción conferencial. Al mismo tiempo, los recursos tecnológicos (cibernéticos) que se utilizan ampliamente para las presentaciones, también muestran la complejidad del género. Se llega a la conclusión de que sin un conocimiento sobre la complejidad semiótica y tecnológica de este género, su diseño y realización no cumplen con las expectativas del conferencista ni del público, sean estos participantes de la acción conferencial científicos o bien educadores.

Palabras clave: género conferencial, educación, tecnología, semiótica, complejidad

Abstract
This paper explains that academic conferences belong to a genre that must be observed and analyzed from a semiotic perspective. This is due to its sign’s complexity which reveals both, the textual organization’s level as well as the exposition per se, which can be defined as an act or performance. On the other hand, the cyber technological resources, that are widely used to make presentations, show the signal complexity of this genre. The conclusion is that without the understanding of the semiotic and technological structure of conferences, its design and realization do not meet the expectations of the speaker nor of the public: scientists or educators.

Key Words: conference, education, semiotics, technology, complexity.

Fecha recepción:   Enero 2015           Fecha aceptación: Julio 2015


Introducción

La conferencia posee un carácter divulgativo que la ha convertido en un discurso habitual en diferentes círculos tanto profesionales como no profesionales. Dicho género se ha empleado con mucha frecuencia en las áreas educativa y académica-universitaria, llegando incluso a adquirir cierta obligatoriedad.

Las conferencias son para la educación una forma comunicativo-cognitiva inherente e imprescindible. Por un lado, permiten al profesor llevar el conocimiento a grandes audiencias, generando de esa manera cierta unión informativa que posibilita disponer de bases comunes para el análisis o las discusiones. Por otro lado, el formato de conferencias, sobre todo las extensas, valida a los monólogos científicos (tradicionalmente orales y presenciales) como tópicos con cierta profundidad de desarrollo. A su vez, el público (el estudiante) se entrena como oyente que sabe percibir las ideas de otro(s), expresar sus propias opiniones e ideas y hacer comentarios idóneos también en forma específica; además de aprender a ser participativo. A pesar de que esta forma discursiva ya se ha convertido en una práctica milenaria, está sujeta a cambios, de lo cual hablaremos aquí.

El propósito es revelar las mutaciones del género conferencial y su complejidad semiótica. Para hacerlo adoptamos una perspectiva pragmático-funcional que permite preponderar la operatividad semiótica del discurso vivo frente a la modelización semiótica (Lotman, 1993), que conduce a la metasemiótica opacando la realidad discursiva. Recordamos que la perspectiva compleja –orientada a la contradicción, a la inconsecuencia y la diversidad estructural dentro de una sola formación textual– generó un estudio que Lotman denominó como semiótica de la cultura. Recogemos la idea lotmaniana sobre la heterogeneidad del espacio semiótico interno para nuestro objeto de estudio del género conferencial. Siguiendo la teoría de la semiótica cultural afirmamos que los discursos de tipo conferencia poseen una estructura sígnica no uniformada, la que, además, por su origen no es unitaria.

Asimismo, al tratar un hecho académico-educativo como el discurso conferencial en particular, recurrimos a la hermenéutica, encaminada más a la comprensión de los fenómenos, que a sus análisis dentro de un sistema u otro (Gramigna, 2013, p. 123). Tal orientación, en palabras de Gramigna, se caracteriza por un pensamiento complejo formado y trans-formado en el contacto con el nuevo ambiente tecnológico, que permite orientar el discurso educativo y científico “hacia la construcción de los criterios o principios, de las claves de lectura, de los puntos de referencia que nos ayudan a interpretar el presente” (Gramigna, p. 122).

Si del discurso académico-educativo se trata, la complejidad se manifiesta, además, en diferentes formas y estructuras de exposición. En el género conferencial, se pueden identificar tres tipos básicos. Un formato se presenta como lectura en voz alta de un texto previamente escrito. Otro formato consiste en exposición al estilo de charla que por lo regular también tiene un escrito previo, a saber: un guion o un esquema estructurado. El tercero se efectúa con el apoyo de alguna herramienta tecnológica. Los tres formatos se distinguen por su grado de complejidad exposicional. Sobre este tema hablaremos más adelante.

La forma de dar conferencias con el uso de dispositivos electrónicos nos lleva al problema de la tecnología, entendida en términos generales. En el concepto de tecnología se encierra, por ejemplo, la escritura y el libro, las artes y las destrezas artísticas, asimismo, los procesos científicos o ideológicos; todo esto puede ser visto como extensiones tecnológicas (McLuhan) de la mente. De manera semejante, la expresión sígnica, que constituye la principal herramienta de uso interno (Vygotsky, 1979), también se encuentra bajo la influencia tecnológica. Diferentes códigos-lenguajes, a su vez, condicionan la comprensión e interpretación. La combinación de herramientas y signos permite construir significados nuevos.

Por otra parte, la estructura semiótica de un todo textual se constituye a partir de subtextos con lenguajes diversos y no deducibles uno del otro. Recodificados, estos códigos-lenguajes establecen equivalencias “en los puntos de vista y combinación de diferentes voces” (Lotman, p. 18). Tal propuesta de Lotman abarca el universo discursivo en su totalidad; ahora veremos cómo funciona su modelo en el discurso conferencial, que, por antonomasia, es un género que guarda códigos variados e implica una constante transformación sígnica de los mensajes de conferencista, al igual que de público.

El término conferencia remite, a grandes rasgos, a un discurso expositivo oral. Si lo observamos desde un enfoque pragmático, podemos distinguir un conjunto de metas. Por un lado, se pretende divulgar y difundir las investigaciones presentadas por el conferencista (en la mayoría de los casos, también el autor). Por otro lado, se espera una intervención reflexiva por parte del receptor-escucha en el mismo instante de disertación conferencial. Debido a lo anterior, sería más exacto afirmar que en este género, las dos metas se fusionan formando, en términos estructurales, un objetivo compuesto y complejo a la vez.

Esta complejidad también permite considerar las conferencias como un hecho más amplio que meramente textual, es decir, una entidad terminada y, en este sentido, inmutable. El hecho conferencial, además de ser presentado por el texto estrictamente dicho, incluye la presentación misma, que necesariamente comprende a dos agentes de comunicación: el conferencista y el público. Aquí hay que incluir también el medio (el canal) comunicativo-transmisor. En las presentaciones académicas, este último puede ser únicamente la voz del ponente o su voz combinada con imágenes y sonidos. Estos elementos tecnológicos determinan el formato de la conferencia. La articulación entre la materia textual, los agentes o participantes y el diseño tecnológico permiten afirmar que el género conferencial se presta a ser configurado como una acción y no únicamente como una unidad discursiva estática al estilo de los textos publicados (impresos).

Los espacios y ambientes dejan su huella en la dinámica conferencial. En el contexto educativo, el ponente es el maestro, el educador, y su público lo conforman los alumnos.   Aquí, la relación entre los participantes de la acción conferencial se delinea en términos de oposición: la autoridad frente a la subordinación. Por el contrario, en los eventos académicos (los coloquios o congresos), donde hay equidad cognoscitiva o profesional, las exposiciones están dirigidas a iguales o pares. El objetivo de intercambiar las opiniones aquí se resalta mucho más que en un salón de clases, donde el público (los alumnos) por lo regular se establece en una postura de receptor y no de dialogante. Pese a estas diferencias, en ambos casos se trata del mismo género, de los mismos formatos, reglas y del mismo performance conferencial.

El factor de espacio-ambiente, entre otros, también revela complejidad de la acción conferencial. Sin embargo, en este trabajo nos limitamos al contexto académico exclusivamente. El interés se centró en la acción conferencial en las condiciones de cierta equidad cognoscitiva de estatuto profesional entre los interactuantes: el conferencista y su público (los académicos). Pese a ello es de resaltar que para la estructura y el diseño de conferencias, asimismo como para su presentación, el contraste entre el público académico y los alumnos en salón de clases no tiene grandes repercusiones.

Las conferencias, observadas desde la perspectiva tecnológica presentan una semblanza semiótica variada. En el formato conferencial antiguo (aunque todavía existente), que sería más idóneo definir como tradicional, la escritura siempre precede a la oralidad.   El subtexto, o aquí la protoconferencia escrita, tiene sus propias reglas internas que obedecen al género de artículo científico y, además, es creado con vista de ser un trabajo publicado, es decir, en el medio impreso. Durante la acción conferencial, este subtexto se introduce en el medio oral que, a su vez, es regido por las normas discursivas propias. Sin duda alguna aquí surgen ciertas tensiones entre un lenguaje complejo –aunque oralizado– y las expectativas de escuchar un lenguaje hablado, estructuralmente mucho menos complejo. Tal tensión provoca problemas de recodificación y comprensión.

Es fácil notarlos en el hecho de cómo el público recibe las exposiciones conferenciales. El sentido activo del público-receptor es el oído que opera de manera distinta en comparación con el ojo (McLuhan, 1993; Ong, 1987). Pese a que escuchar y leer se asocian entre sí y los une el mismo lenguaje, son dos procesos semióticos distintos. El expositor lo debe tomar en cuenta si le interesa establecer diálogo e interactuar con el público.

Las conferencias que se dan en forma de charla son mucho más amigables, porque nacen del medio oral, que es dialógico por su naturaleza. Sin embargo, si de las exposiciones prolongadas se trata, el diálogo se convierte en un monólogo. La tensión aquí no sería de índole semiótica, sino temporal, de tiempo. A fin de cuentas, las disertaciones largas insertas en el ambiente dialógico contradicen a la propia dinámica de discursos orales y, además, no son eficientes: la inversión de tiempo puede no concordar con lo que fue captado.

El uso de la herramienta (la tecnología) en apoyo a este tipo de conferencias hace un importante giro en el género de conferencia. Lo fundamental aquí es la complejidad semiótica que aumenta. Ahora, el código sonoro de la palabra oralizada y el código visual coinciden en lugar y en tiempo lo que deviene la eficiencia del discurso conferencial. Por otro lado, el “borrador” (el subtexto, el guion o la proto conferencia) adquiere un sentido y significado semiótico nuevo. La conferencia oral-visualizada, cuando el escrito se visualiza también para el público, se recibe de manera diferente y con mayor grado de comprensión que la conferencia únicamente oralizada.

Asimismo, la tecnología permite combinar signos de diferentes semiosis a la vez: la voz, la imagen y a veces el sonido. Esta mezcla semiótica –si es construida adecuadamente– convierte la conferencia en un género de mayor complejidad, pero al mismo tiempo de menor dificultad desde el punto de vista funcional. Presenciamos otra metamorfosis semiótica: tanto el conferencista como el público involucran no solo el oído, sino también el ojo. La estructura multisígnica (multimodal o plurisemiótica) de esta clase de conferencias permite al orador tener mayores oportunidades en su acción argumentativo-ilustrativa y al mismo tiempo transforma al oyente en el lector, cuya labor de descodificación se convierte en un acto más participativo. A las conferencias que se diseñan a partir de diferentes medios (empezando por la escritura), las podemos definir como mixtas que operan a partir de diferentes campos perceptivos, formando así estructuras dinámicas.

Los tres tipos conferenciales mencionados comparten varios elementos semióticos comunes. En primer lugar, todos están conformados en torno a la figura central de expositor quien habla dirigiéndose a un grupo de personas.   Segundo, los tres tipos conferenciales son monológicos y a menudo se parecen a las oratorias epidícticas (demostrativas) que ocuparon un lugar específico tanto en los salones de clases como en el contexto académico. Claro está que la exposición, prolongada y monológica, constituye una parte importante de la acción conferencial en su totalidad, sin embargo, las conferencias vistas desde este enfoque (funcional) pertenecen a un género complejo que también incorpora diálogo entre el conferencista y sus oyentes. Finalmente, los tres tipos conferenciales están regidos por una estructura lineal (o secuencial) de la acción conferencial: el discurso, su ejecución y la intervención del público tienen un orden bien definido y están limitados en el tiempo y en el espacio presencial.

Respecto al último, la tecnología dio opciones para sustituir el espacio físico por uno virtual. De esta manera, a los tres tipos de conferencias se añadieron otros dos. Uno es la así denominada video conferencia, donde se disimula la presencia física del conferencista en la pantalla electrónica, pero la acción conferencial sigue la dinámica conferencial anterior. Otro tipo de conferencias es de índole totalmente diferente.

La tecnología cibernética hizo posible llevar a cabo los coloquios o congresos en línea. Esta forma es virtual no solo en términos espaciales, sino también temporales. En el medio cibernético, los eventos académicos obtienen unas características que trasladan las exposiciones de un plano semiótico a otro. Antes que nada se suspende el medio oral, porque todas las actividades, tanto del conferencista como del público, se realizan en forma escrita. La acción (el performance) conferencial  en su totalidad  se debe ahora al signo gráfico.

Describimos brevemente el procedimiento de participación en congresos o coloquios virtuales. Después de haber inscrito y recibido una clave de acceso, el colaborador, que quiere hacer su presentación (conferencista), la publica en una de las páginas asignadas del evento virtual. Todas las ponencias se dividen en lo que tradicionalmente se llama mesas temáticas, pero estas aparecen en forma de una especie de índices, es decir, unos listados con títulos de las ponencias que previamente fueron ordenados según los enfoques particulares. A partir de estos, el así denominado público –que en esta situación no es sino un círculo de lectores– puede acceder a cualquier texto (conferencia) publicado por medio de un clic, leerlo y comentarlo o hacer preguntas. Todas las intervenciones (por supuesto, escritas) se colocan abajo de la conferencia y pueden ser leídas tanto por el autor-conferencista como por los participantes del evento no solo de esta “mesa”. De hecho, cualquiera que se inscribe en el evento puede navegar por el índice temático y entrar en las “mesas” en cualquier momento.

El procedimiento virtual de conferencias y la desaparición de la oralidad cambia modificando la propia acción conferencial. En lugar de los oradores o locutores la presentación debe “hablar” por sí misma. Para ser más dinámica, la presentación virtual se ejecuta en formatos diferentes a los textos planos y continuos, tales como los programas PowerPoint y Prezi; frecuentemente a estos se anexan grabaciones auditivo-visuales de todo tipo. De esta manera, la conferencia con el soporte tecnológico reaviva su existencia, pero ahora en pleno silencio por parte de su autor (conferencista).

El diseño de este tipo de conferencias se distingue de la estructura y forma semióticas de las conferencias que denominamos como mixtas. Si en estas últimas se prevé una relación complementaria entre la voz y las imágenes en la pantalla, el texto de las conferencias virtuales –en PowerPoint y Prezi– debe ser totalmente autónomo y claro para el público (virtual) sin intervención alguna de su autor.

Los discursos electrónicos, diseñados en y para el ambiente virtual, revelan su dualidad. Por un lado, comparten los rasgos de enajenación y de autosuficiencia con textos impresos, que surge de su enajenación autoral. Por otro lado,  las presentaciones son parte de la acción conferencial, que se debe al dinamismo y cierta flexibilidad que son originarios de la oralidad. De esta combinación de autosuficiencia y dinamismo se deriva la complejidad semiótica.

A su vez, el orden semiótico influye en el desarrollo de géneros. En el caso de conferencias virtuales se puede observar cómo los géneros académicos cortos, el resumen y la síntesis en particular, se fusionan dentro del tipo conferencial de discurso y lo integran. Tal condensación del lenguaje verbal se auxilia de las imágenes, estáticas o dinámicas (los dibujos animados y no animados, las fotos o videos), que tienen diferentes funciones: desde ilustrativa o demostrativa hasta meramente técnica, porque permiten sustituir algunas partes de texto largas por una imagen reduciendo de esta manera el tamaño de las presentaciones sin afectar el contenido. Esta articulación sígnica en ausencia de la voz del expositor forma una entidad discursiva nueva, un subgénero que puede ser denominado conferencia ppp por su diseño en PowerPoint y Prezi, dos programas elaborados con el fin de presentar contenidos complejos de una manera más amigable y atractiva, en términos semióticos.

Estos programas, otros y, en general, la tecnología cibernética como tal abrió puertas para muchas innovaciones discursivas. En el ambiente virtual, el género de conferencias adquirió una diversidad de versiones. Basta recordar videoconferencias en tiempo real, unas presentaciones muy similares a las conferencias en el ambiente físico, el que permite contactos directos entre el conferencista y su público. El tiempo aquí es simultáneo y restringido (finito), pero no el lugar, puesto que la conferencia puede ser recibida en lugares diferentes, distantes y múltiples: la conferencia se transmite de un lugar y se recibe en varios en el mismo instante.

También se puede hablar de puesta en internet de conferencias video grabadas, con diseños muy distintos, habituales o innovadores. Su ventaja está en su presencia permanente en internet, lo que permite acceder a ellas en cualquier momento, en otras palabras, no produce límites de tiempo. Al mismo tiempo, aquí el contacto entre el conferencista y el público es muy insignificante. Pese a que siempre hay posibilidades de escribir un comentario, las videograbaciones por lo regular pierden vigencia en términos de tiempo y de temática. Además, las conferencias grabadas frecuentemente son copias de las conferencias en vivo, donde la acción conferencial o dialógica tuvo lugar y cumplió sus funciones dialógicas. En el caso contrario, las grabaciones no difieren de las conferencias televisivas (teleconferencias) con todo lo que implican estas.

Falta mencionar las conferencias virtuales parecidas a las últimas, pero que utilizan la ventana (la pantalla) como si esta fuera pizarrón. Alguien, quien no se ve y solo se escucha, escribe o dibuja en un “pizarrón” imaginario, que ocupa el espacio de la pantalla. En este pizarrón-pantalla se pueden observar diseños muy diversos: desde las palabras que se escriben mientras se escucha la voz hasta los dibujos animados creados en el momento de explicación. La presencia del conferencista se percibe únicamente a través de su voz. Tal manejo de tecnología (el pizarrón-pantalla “inteligente”) definitivamente tiene un aspecto lúdico, antes que nada se asocia con  el proceso educativo.  En las conferencias magistrales o universitarias, el maestro-expositor asume el papel de autoridad intelectual, quien en aras de mantener la atención y el interés de sus alumnos hace sus exposiciones apoyándose en los recursos tecnológicos. La computadora conectada a la red constituye un recurso muy dinámico y efectivo y, además, permite trabajar con distintos campos semióticos al mismo tiempo. Las conferencias-pizarrón virtuales operan a partir de explicaciones con diseños bastante originales y estéticamente interesantes, pero no propician la retroalimentación.

El panorama, que esbozamos desde las perspectivas semiótico-tecnológica y funcional, revela el carácter complejo del género conferencial. La complejidad surge desde su naturaleza monológico-dialógica que implica una acción performativa, la que compromete tanto al conferencista como al público (en su estatuto de receptor y de replicante). A su vez, el performance conferencial está condicionado por la forma y por los constituyentes sígnicos que entran en el campo de atención del público. Los códigos, que forman estructuras dinámicas de la percepción, se distinguen por los medios empleados en la acción conferencial, por lo que la tecnología, abastecedora de material semiótico diverso, ocupa un lugar específico en la construcción (y transmisión) de discursos, en este caso exponenciales.

Conclusión
Para concluir es más que necesario tener en cuenta las características discursivas y la complejidad semiótica de las conferencias, que brevemente esbozamos en este trabajo. Es de suma importancia dominar “los instrumentos conceptuales y culturales que permiten una comprensión y una interpretación clara de sus resultados tecnológicos” (González Pérez y Gramigna, 2013). De ello depende que se logren los objetivos que el propio género impone, y que se cumplan plenamente las expectativas que tienen todos los participantes involucrados en cada conferencia concreta. Por último, falta mencionar que en estas páginas hemos resaltado la descripción de las conferencias en el ambiente académico, sin embargo, la acción conferencial está presente en el proceso educativo en sus diferentes etapas, donde los atributos de este género discursivo si acaso se modifican en algunos aspectos, aunque no de manera sustancial pues siguen manteniendo su carácter semiótico complejo.

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