LA COTIDIANIDAD MEXICANA EN LAS IMÁGENES DE LOS LIBROS DE TEXTO

MEXICAN EVERYDAY ON THE IMAGES OF TEXTBOOKS

Mayra Margarito Gaspar
Universidad de Guadalajara
mayram_g@hotmail.com

 

RESUMEN

El análisis de las imágenes en esta investigación se llevó a cabo a partir de cuatro aspectos: la familia, la escuela, los roles genéricos y la vida diaria. Así, observamos que los LTG colaboran en la construcción de un perfil de la población, de los espacios, de las situaciones diarias y de las acciones de los mexicanos. Los elementos encontrados nos ayudaron a caracterizar el concepto de mexicanidad que los materiales oficiales presentan a los alumnos de educación básica. La mexicanidad, debemos señalar, no es una creación ni tampoco una fórmula exclusiva del LTG, sino que obedece a enfoques educativos, disposiciones de las autoridades, lineamientos editoriales, coherencia con el discurso hegemónico, entre muchos otros factores.
Debido a que nuestro estudio tiene un carácter dialógico y comparativo, nos interesa puntualizar los cambios y las continuidades que se presentan en las figuras nacionales encontradas en las imágenes de las distintas ediciones de los libros para primer y segundo grados de educación básica. En este capítulo, entonces, presentamos las conclusiones de este análisis de cincuenta años (1959-2009) de transformaciones y permanencias de un concepto de mexicanidad.

PALABRAS CLAVE: Identidad, libros de texto, imagen.

Abstract

The analysis of the images in this research was carried out from four aspects: family, school, gender roles and everyday life. Thus, we observed that LTG collaborate in building a profile of the population, the spaces of everyday situations and actions of Mexicans. The items found helped us to characterize the concept of mexicanidad officers present materials to students in basic education. Mexicanidad, we should note, is not a creation nor a unique formulation of LTG, but due to educational approaches, official orders, editorial guidelines, consistent with the hegemonic discourse, among many other factors.
Because our study has a dialogical and comparative nature, we are interested in clarifying the changes and continuities that occur in national figures found in the images of the various editions of books for first and second grades of basic education. In this chapter, then, we present the conclusions of this analysis fifty years (1959-2009) of transformations and continuities of a concept mexicanidad.

Key Words: Identity, textbooks, picture.

Fecha recepción:   Octubre 2011           Fecha aceptación: Noviembre 2011


INTRODUCCIÓN

La Secretaría de Educación Pública (SEP), desde su creación, ha publicado y distribuido libros gratuitos con la finalidad de apoyar el trabajo escolar; a partir de la creación de la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos (CONALITEG), los libros de texto gratuitos (LTG) se han convertido en los principales materiales educativos en México, gracias a su carácter oficial y a su distribución masiva en todos los planteles del país. Para el trabajo escolar, la consulta del LTG y de sus contenidos forman parte de la rutina escolar, de tal forma que funcionan como mediadores de las prácticas docentes en mayor o menor medida. La importancia de los LTG en el proceso de enseñanza, provoca que su influencia transcienda las aulas; por lo que sus contenidos constituyen no sólo saberes formales sino también enfoques y perspectivas sobre el mundo.

Aunque la noción, individual o colectiva, de “lo propio” no es un producto exclusivo de la acción de la educación formal, los contenidos curriculares aportan enseñanzas fundamentales para la conformación de un conjunto de supuestos y nociones de lo nacional. Para acercarnos a la manera como se elabora el concepto de mexicanidad desde la institución escolar, realizamos un análisis discursivo de las imágenes de los LTG utilizados entre 1960 y 2009 en las primarias mexicanas –particularmente en los textos de español para los dos primeros grados–, con la finalidad de analizar la construcción de un concepto de mexicanidad a partir de la vida cotidiana. Así, pretendemos elaborar un análisis de las ilustraciones contenidas en estos materiales educativos, a fin de encontrar los cambios y permanencias en torno a la concepción de cuatro elementos de lo cotidiano: la familia, la escuela, los roles genéricos y la vida diaria.
Nuestro trabajo se apoya en la propuesta dialógica de Bajtín por lo que retomamos al LTG como un género dentro del discurso educativo, así como entendemos a la imagen como un enunciado de dicho género. De este modo, nuestro análisis pretende acercarse a la imagen del LTG como un discurso dialógico, esto es, un texto en diálogo con otros discursos culturales ya sea contemporáneos o históricos.
Hemos adoptado un enfoque dialógico para el análisis comparativo de las imágenes, debido a que la construcción de figuras que consideramos “propias” se realiza en el diálogo entre distintos géneros discursivos. Nuestra manera de entender lo nacional, entonces, se encuentra permeada por los elementos que comúnmente se nos presentan como “mexicanos” en situaciones de diversa índole: educativa, laboral, familiar, recreativa, académica, entre otras. De este modo, a través de distintos tipos de textos –entre los cuales se encuentra el discurso educativo y, por lo tanto, el LTG y sus imágenes– se focalizan y se hacen visibles ciertos aspectos identitarios que tienden a forjar una perspectiva de la mexicanidad. La repetición de estos discursos nos permite familiarizarnos y adoptar una construcción de la identidad nacional, que no necesariamente corresponde con la multiplicidad de mexicanidades existentes en nuestro país, pero que llegamos a reconocer como nuestra.
Para establecer los temas y las temáticas de las imágenes de la cotidianidad en los LTG, buscamos las figuras que se presentan en las cuatro categorías de análisis. Barthes (2001) define a la figura como un fragmento del discurso que tiene un significado concreto, por lo que a través del análisis de la totalidad de figuras, podemos captar el sentido completo de un texto. Corona (2006) retoma y redefine este concepto, empleándolo como partículas mínimas significantes, a través de las cuales se establecen los temas que permiten visualizar el sentido del texto. En este trabajo, entendemos la figura de manera similar a la de Corona, esto es, como elementos discursivos que tienen un significado simbólico a través de los cuales podemos encontrar indicadores de las permanencias y transformaciones en las construcciones de un concepto de mexicanidad.
La mayoría de las investigaciones educativas sobre lo mexicano y las construcciones sociales toman como referencia los libros de historia y civismo. No obstante, consideramos que la conformación de una concepción de lo nacional se expone en todas asignaturas, de tal modo que pueden encontrarse elementos significativos para la conformación de una imagen del mexicano en todos los volúmenes. Así, el análisis de las ilustraciones en los libros de español de primero y segundo grados puede revelarnos el discurso oficial con respecto a los aspectos que conforman la mexicanidad desde una perspectiva de la vida cotidiana.
Los libros de la SEP se han caracterizado por acompañar la escritura con la imagen; tanto los de los maestros como los de alumnos, los de primer grado como los de sexto, contienen ilustraciones en mayor o menor medida. No obstante, hemos tomado como objeto de estudio los primeros dos grados de la escuela primaria, porque en ellos se privilegia el texto visual con respecto al texto escrito. Sobre todo en los libros de primero, existe una gran referencia a las ilustraciones debido a que sus destinatarios todavía no han aprendido y/o dominado el uso de la lengua escrita. Además, en primero y segundo se enfatiza el conocimiento de sí mismo y su entorno, por lo cual el referente de lo cotidiano es muy recurrente en estos grados.
Hemos señalado que nuestro trabajo consiste en un análisis comparativo, pues nos proponemos establecer los cambios y las continuidades del concepto de mexicanidad a partir de lo cotidiano que los LTG proponen en las ediciones que corresponden a los primeros 50 años de la CONALITEG. A pesar de que nuestro estudio abarca un período de tiempo considerable, durante el cual ha habido cambios importantes de índole social, política, económica, tecnológica, entre otros, el análisis muestra que las imágenes de los LTG presentan continuidades importantes en cuanto a la representación de la vida diaria.
Calvo (1989: 10) expone que los materiales educativos constituyen un espacio para “la creación de posibles estereotipos negativos o, por el contrario, del fomento de un talante humano, abierto y tolerante, que sabe respetar y valorar debidamente otras culturas y pueblos, distintos y extraños del propio”. Asimismo, plantea la importancia de los contenidos de los textos escolares no sólo por su vínculo con los planes y programas de estudio sino como herramientas culturales, ya que pueden orientar a los niños y jóvenes hacia una forma de pensar o hacia un posicionamiento con respecto a diversos temas: “la escuela es una plataforma singular en la creación de actitudes para estimular ese talante abierto y empático con otras culturas. Y los textos escolares son un instrumento, entre otros, para apoyar esa orientación pedagógica” (Calvo, 1989: 11). Si bien este autor refiere a la manera como la escuela y los textos escolares coadyuvan a la creación de la otredad, debemos reconocer que las instituciones educativas no sólo permiten construir el concepto de “un otro” sino también de “un ‘nosotros”.

La educación formal ha coadyuvado a la creación de uno de los principales mitos que el Estado ha forjado, esto es, la idea de una nación con características comunes que todos mexicanos comparten. A pesar de que la enseñanza escolar tiene una función esencialmente didáctica, cuyos contenidos se encuentran determinados en los planes y programas de estudio, los temas que se desarrollan y los materiales empleados propician otros aprendizajes además de los señalados expresamente. De este modo, los LTG –como materiales oficiales de la educación institucionalizada– propician la construcción de conceptos que sobrepasan la información científica.
El enfoque de nuestra investigación hacia la enseñanza formal rebasa su condición pedagógica, pues reconocemos que en la dinámica del proceso de enseñanza-aprendizaje, los LTG se convierten no sólo en una guía para los alumnos y los maestros, sino también en elementos de cohesión y mantenimiento de los principios establecidos por el Estado. En las imágenes de los LTG, encontramos continuos referentes a diversos elementos –como valores, costumbres, tradiciones, interrelaciones, situaciones cotidianas, paisajes, historia, fisonomía, entre otros–, que manifiestan y construyen una mexicanidad reconocida oficialmente no sólo en el discurso educativo sino también en otros discursos hegemónicos.

LA COTIDIANIDAD MEXICANA

La configuración de una realidad nacional puede observarse en los textos visuales de los LTG, pues a través de la representación de ciertas acciones se elaboran situaciones propias de México y del mexicano. En estas ilustraciones analizamos las costumbres, las actitudes y los valores que coadyuvan a la construcción de un concepto de la cultura nacional, a partir de cuatro aspectos generales: la familia, la escuela, los roles genéricos y la vida diaria.

1. La familia mexicana
Debido a que la familia es el principal grupo social donde los niños interactúan, así como a la existencia de diversos mitos construidos sobre la familia mexicana, consideramos que la manera como se presenta esta institución en las imágenes del LTG, es un constructo que nos permitiría observar valores, costumbres, actitudes, intereses empleados en el discurso para la conformación de un concepto de mexicanidad. A continuación presentamos las figuras mexicanas que se construyen la imagen de familia en estas ediciones: 
* La familia unida de 1960. Las imágenes de 1960 se enfocan en la unidad familiar, que se explicita mediante la convivencia de los padres y los hijos durante cualquier actividad: ya sea de carácter lúdico o en las labores del hogar (ver ilustración 1 e ilustración 2). Esta unión familiar también se extiende a los abuelos, quienes se mantienen en relación con sus hijos y nietos a través de visitas periódicas (ilustración 3).

ILUSTRACIÓN 1.
SEP, Mi libro de segundo año, 1960, p. 33

ILUSTRACIÓN 2.
SEP, Mi libro de primer año, 1960, p. 131


ILUSTRACIÓN 3.
SEP, Mi libro de segundo año, 1960, p. 85

ILUSTRACIÓN 4.
SEP, Mi libro de primer año, 1960, p. 66

La casa es el espacio propio de la familia, por esta razón todos los personajes –hombres y mujeres, adultos y niños– participan en su arreglo y cuidado. Aunque todos colaboren, se conserva cierta jerarquización genérica del trabajo; esto es, hay labores propiamente femeninas –como peinar o vestir a los niños, lavar o cocinar– y hay labores masculinas –como mantener el jardín o reparar detalles–.
La presentación de los miembros de la familia es fundamental para la unidad. La madre se relaciona siempre con el hogar y los hijos: la mujer responde por los niños frente a la sociedad, les da consejos, los alimenta –ya sea que prepare la comida o compre los víveres–, los arregla, los lleva a la escuela, limpia la casa. Las actividades de la mujer, por lo general, refieren a su responsabilidad hacia la familia; por lo que, en el hogar se le dibuja siempre como la madre servicial. En recompensa a esta entrega, ella recibe de sus hijos y esposo, amor, respeto y apoyo para las labores del hogar.
El padre no es un personaje dedicado enteramente a la familia, sino que él divide su atención entre la casa y el trabajo. Por sus compromisos fuera del hogar, el hombre debe separarse de sus hijos y su esposa por algún tiempo, aunque siempre regresa con ellos. Como padre, se encarga de mantener la seguridad de sus familiares, tanto en lo económico como en lo personal. Aunque el padre tiene fuertes responsabilidades en casa, también es dibujado en momentos de diversión, jugando con sus niños, llevándolos a pasear o trayéndoles regalos.
Debido a la función protectora y amorosa de los padres, los hijos les profesan obediencia, respeto y cariño. Aunque estos valores también se extienden a los abuelos, su papel en la educación de sus nietos es diferente al de los progenitores: si bien ayudan a la formación, puesto que los llevan a conocer sitios importantes de su ciudad y los ponen en contacto con otros aspectos de su cultura, no tienen la responsabilidad de su crianza ni sustento. Los niños son los personajes que deben ser protegidos y cuidados; a pesar de esto, los LTG los presentan como individuos con responsabilidades y deberes: ayudan a las labores del hogar, van a la escuela y asisten a sus mayores.
Además de los miembros de la familia, hay un elemento común a los personajes rurales y urbanos: el perro mascota, que aparece frecuentemente en las imágenes de familia, acompañando a sus amos en situaciones lúdicas o emotivas (ver ilustración 1 e ilustración 4). Para finalizar, debemos remarcar que los roles familiares en 1960 se encuentran bien delimitados; la unidad de la institución se apoya precisamente en el cumplimiento de las funciones que les corresponde a cada individuo.
* La familia unida de 1971. La familia sigue mostrándose como una unidad, donde los hijos, padres y abuelos conviven, se apoyan y desarrollan actividades en conjunto. La organización familiar se respeta, de tal modo cada miembro realiza las actividades que le corresponden de acuerdo a su género y a su rol en la familia. El padre tiene responsabilidades en la casa y fuera de ella: en la familia, se encarga de arreglar detalles y mantener el jardín, así como jugar con sus hijos, llevarles regalos y protegerlos; en la sociedad, debe trabajar, hacer viajes, aportar algo. Las actividades de la madre, en cambio, se circunscriben al hogar: cuida y aconseja a los hijos, responde por ellos frente a la sociedad, los alimenta, los arregla, limpia la casa, hace mandados. La obligación de los padres hacia la educación formal es más equitativa que en 1960; si bien sólo la madre aparece en interacción con la maestra (ver ilustración 5), tanto hombres como mujeres llevan a sus hijos a la escuela (ver ilustración 6).

ILUSTRACIÓN 5.
SEP, Mi libro de primer año, 1971, p. 104

ILUSTRACIÓN 6.
SEP, Mi libro de segundo año, 1971, p. 54

Los niños también colaboran con las labores del hogar, además de asistir a la escuela; como hijos, respetan y ayudan a sus padres y abuelos. Los abuelos mantienen una relación estrecha con la familia, en ocasiones los visitan o viceversa. La responsabilidad de los abuelos hacia los nietos se concentra sobre todo en la convivencia; no obstante, hay más compromiso en la educación de los nietos que en los textos anteriores, incluso observamos a un abuelo llevando a su nieta a la escuela (ver ilustración 6). Las mascotas siguen presentándose como elementos constantes en las imágenes de familia.
* La familia proveedora de 1972. La familia provee a los niños con sustento, bienestar y protección. Los padres, como proveedores, tienen funciones similares aunque se respetan los roles genéricos tradicionales. Por ejemplo, si hablamos de alimentar a los hijos, el padre pesca y la madre compra víveres en el mercado (ilustración 7 e ilustración 8). Los hijos son los receptores por excelencia; de hecho, sus actividades son, por lo general, de carácter lúdico. Así, la separación de actividades entre padres e hijos es radical en esta época: a diferencia de las ilustraciones de 1960, los padres de 1972 no juegan con sus hijos; si bien, pueden disfrutar de actividades de recreación juntos como ir al parque o a la feria, se mantienen al margen de sus funciones: el hijo se divierte y el padre lo vigila y lo protege.


ILUSTRACIÓN 7.
SEP, Español, Primer grado, 1972, p. 25

ILUSTRACIÓN 8.
SEP, Español, Segundo grado, 1972, p. 21

* La familia unificada de 1992. La unidad familiar se subraya en estos textos, por lo que sus miembros ya no solamente se acompañan mientras hacen las actividades que les corresponden, sino que también se unifican para hacer una misma actividad entre todos. El apoyo que los personajes reciben de sus familiares se visualiza en la mayoría de las imágenes: ya sea a través de consejos, consuelo, compañía. En la ilustración 9 se observa que la hija ya no sólo despide al padre cuando va al trabajo y que el padre no sólo lleva a su hija a la escuela, sino que ambos se acompañan hacia sus respectivas actividades.
Esta edición se distingue por la importancia de la familia extensa y de la convivencia con otras familias; incluso la fotografía que aparece en la portada de la unidad 2 (ver ilustración 10), cuyo título es “La familia”, no muestra una familia nuclear sino una extensa. Así, en estas imágenes encontramos un concepto más incluyente de familia; además, en estos libros, aparece un personaje que no habíamos observado antes: la madre embarazada.

ILUSTRACIÓN 9.
SEP, Mi libro de segundo I y II, 1992, p. 277

ILUSTRACIÓN 10.
SEP, Mi libro de primero I y II, 1992, p. 67

La madre todavía se dedica a la familia y a la casa; sin embargo, la responsabilidad de los niños es compartida con el hombre; incluso, los abuelos, como miembros de la familia, conviven con sus nietos y los cuidan. En esta época, son frecuentes las imágenes del padre cuidando a los hijos o ayudándoles; aunque, por otro lado, ya no se observan ilustraciones donde los lleve a pasear o juegue con ellos. Si bien, la formación y el cuidado de la progenie es responsabilidad de hombres y mujeres, su función genérica está bien definida. La madre se encarga del hogar (quehacer y comida); el del padre protege a la familia y trabaja para proveerla. Los hijos, por su parte, se dedican a actividades lúdicas y escolares; nuestro corpus no muestra niños colaborando con el quehacer del hogar o con responsabilidades diferentes a las de un alumno de primaria.
* La familia protectora de 1997. Las ilustraciones de 1997 se caracterizan por relaciones familiares permeadas de emotividad: continuamente observamos gestos de amor y cariño. Si bien las muestras de afecto no son exclusivas de este período, sino que aparecen en todas las ediciones del LTG, en la tercera generación hay un énfasis especial en mostrar la preocupación de los padres por el bienestar de sus hijos. Un elemento a destacar es la imagen de la familia unida una vez que el problema ha pasado; de tal modo, la institución familiar se manifiesta como un espacio de seguridad (ver ilustración 11).

ILUSTRACIÓN 11.
SEP, Español, Primer grado, Lecturas, 1997, p. 64

ILUSTRACIÓN 12.
SEP, Español, Primer grado, Lecturas, 1997, p. 52

El padre aparece como el proveedor, ya sea de cosas materiales, ya sea de protección; la mujer es la madre cariñosa que cuida y abraza a los hijos. A pesar de que los cuidados de los padres son un tema constante, la ilustración 12 muestra al padre llevando a su hijo con la abuela, donde lo deja para que tenga la posibilidad de asistir a la escuela; de este modo, observamos que, en estas ediciones, los abuelos ya asumen un rol primario en la formación del niño. Un último aspecto que quisiéramos mencionar, es la presencia de la mascota como parte de la familia; el perro, desde las primeras ediciones y hasta esta tercera generación, es una constante en las imágenes de familia.

2. La escuela nacional
Los LTG retoman la situación educativa de México a partir de la institución oficial, pues es un espacio cercano y significativo para los alumnos de primaria. De este modo, la escuela es un referente continuo para analizar en los textos que conforman nuestro corpus de investigación.
* La escuela para todos de 1960. Los LTG de 1960 presentan distinciones entre lo rural y lo urbano; sin embargo, la escuela obvia diferencias y se ubica en ambos espacios. Debido a la imparcialidad institucional, los niños que asisten a la escuela no revelan su pertenencia a una comunidad étnica o social específica; aunque existen ligeras diferencias físicas entre los alumnos –su color de piel, en especial–, no hay particularidades evidentes de un grupo como podría ser el vestuario o detalles específicos (ver ilustración 13). En esta edición, sólo las madres llevan a sus hijos a la escuela como parte su rutina diaria (ver ilustración 14).

ILUSTRACIÓN 13.
SEP, Mi libro de primer año, 1960, p. 104

ILUSTRACIÓN 14.
SEP, Mi libro de segundo año, 1960, p. 54

* La escuela integradora de 1971. La escuela es un espacio de integración, donde las diferencias entre los personajes y los espacios se desdibujan. En la ilustración 6, observamos que, pese a las diferencias entre los padres que llevan a sus hijos a la escuela, hay cierta homogeneidad en los niños. Las distinciones entre los adultos revelan que los alumnos provienen de diversos grupos sociales; no obstante, la homogeneidad infantil –de vestuario y de características físicas– expone que estas diferencias no afectan a los estudiantes de en el espacio escolar. Ahora bien, si consideramos las características de lo rural y lo urbano, es evidente que la escuela en 1971 se presenta como un espacio urbanizado. El edificio y los salones tienen la estética de los exteriores e interiores de la ciudad, ya sea una escuela situada en una urbe (ver ilustración 6) o en una pequeña población (ver ilustración 5).
* La escuela minimizada de 1972. La institución educativa no tiene una presencia significativa en las imágenes de estas ediciones, aunque aparezcan alumnos realizando tareas escolares no es claro el contexto escolar. Esta escasa representación de la escuela es clave, porque en esta época se muestra la sencillez de la rutina diaria en su máxima expresión, en cuyo contexto sobresale la familia por encima de la escuela.
* La escuela para todos de 1992. La imagen del niño rumbo a la escuela es común en los LTG de 1980-1992. En estos textos, la escuela se muestra como una institución educativa para todos los mexicanos: vivan en el campo o en la ciudad. Pese a este acceso generalizado a la escuela, el edificio escolar se sigue presentando como un espacio urbanizado: se ubica en una calle pavimentada; su interior también está pavimentado; los árboles se conjuntan en áreas verdes; los terminados y detalles también se relacionan con las construcciones de la ciudad.

ILUSTRACIÓN 15.
SEP, Mi libro de segundo I y II, 1992, p. 491

ILUSTRACIÓN 16.
SEP, Mi libro de primero I y II, 1992, p. 88

A pesar de esto, hay ligeras variaciones entre la escuela rural y la urbana, que no refieren a la institución en sí, sino a sus alumnos. Las ilustraciones 15 –escuela urbana– y 16 –escuela rural– muestran que los estudiantes rurales –aunque se presentan muy bien arreglados– no traen uniforme; los urbanos  –aun cuando traigan tenis– sí usan uniforme. Asimismo, observamos distintas características físicas en los niños y las madres: los habitantes de la ciudad tienen la piel y el cabello más claros. Por último, debemos señalar que ambas imágenes son fotografías, por lo que destaca su pretensión de verosimilitud, con respecto a otras imágenes donde hemos observado distinciones entre los habitantes de un pueblo y de una ciudad.
* La escuela urbanizada de 1997. La presencia de la escuela en esta edición es cuantitativamente menor; sin embargo, la urbanización escolar se acentúa, gracias a que las escuelas rurales se contextualizan en historias fantásticas. Debido a esta urbanización, en la lectura “Paco el Chato”, como ya habíamos comentado, se maneja el cambio de residencia de los personajes rurales para recibir una educación formal. Ahora bien, la movilidad de Paco, expone dos asuntos contradictorios: por una parte, la obligatoriedad de la enseñanza formal, hasta el punto de que el padre se separa de su hijo; por otra parte, la insuficiencia escolar en poblaciones pequeñas, pues Paco no tiene acceso a la educación en el racho.

3. La división genérica de funciones
Todas las imágenes revisadas muestran una separación importante entre el papel del hombre y la mujer, sobre todo en los adultos. El análisis expone que esta división genérica se expresa a través de figuras estáticas, que se han conservado por cincuenta años y diversas ediciones.
* Los roles genéricos estáticos de 1960. Los roles genéricos en los LTG de 1960 están bien determinados:
-Lo maternal femenino. Una cantidad importante de personajes femeninos son madres. No obstante, localizamos mujeres adultas, cuya función no se desarrolla en el seno de la familia, sino que trabaja fuera del hogar: las maestras y las sirvientas. A pesar de no ser amas de casa, las maestras y las sirvientas tienen profesiones que, de alguna forma, implican deberes propios de las amas de casa: cuidar y educar a los niños (maestras) y limpiar la casa (sirvientas).

ILUSTRACIÓN 17.
SEP, Mi libro de segundo año, 1960, p. 14

ILUSTRACIÓN 18.
SEP, Mi libro de segundo año, 1960, p. 36

-La importancia masculina. El hombre tiene un papel central que se destaca, inclusive, visualmente en la imagen: es frecuente que aparezca en primer plano o en el centro de la familia o del cuadro (ver ilustraciones 1, 17 y 18). En concordancia con su relevancia discursiva, los personajes masculinos tienen una función más compleja, pues su acción no se reduce al contexto familiar, sino que se presenta como un miembro activo de la sociedad: realiza actividades lúdicas, protege, provee, parte y regresa, toma decisiones, enseña valores.
* Los roles genéricos estáticos de 1971. El papel de la mujer y del hombre en la sociedad está bien delimitado en estos textos:
-Lo maternal femenino. La función principal de los personajes femeninos es la materna. La mujer cumple un rol relacionado con sus obligaciones de madre, incluso en las imágenes donde no se encuentra junto a sus hijos. En la ilustración 6, se observa una mujer de cabello rubio que no va acompañada de ningún niño, sin embargo, trae una bolsa grande en el brazo que indica que va hacia el mercado; por el contrario, el hombre, que en esa misma imagen tampoco va acompañado de ningún niño, lleva un sombrero y una caja de herramientas para indicar que se dirige a su trabajo. Las mujeres con un empleo fuera del hogar son la maestra y la sirvienta; sin embargo, como hemos puntualizado, estas profesiones se relacionan con las principales funciones de la madre: por una parte, la protección y formación de los niños; por otra, el arreglo y el cuidado del hogar.
-La importancia masculina. Aunque en muchas imágenes los hombres todavía son la figura central o el primer plano, en estas ediciones es menos evidente su importancia a nivel visual. No obstante, se mantienen como jefes del hogar y miembros activos de la sociedad. De hecho, los personajes masculinos son un elemento clave para mantener la estabilidad familiar, no sólo como proveedores de bienes materiales sino también de diversión y entretenimiento. En general, los hombres son trabajadores responsables fuera y dentro del hogar, al mismo tiempo que padres amorosos y protectores.
* Los roles genéricos para adultos de 1972. En estas imágenes, se conserva una división genérica de las tareas: los hombres trabajan, mientras las mujeres se encargan de la casa. Las señoras que laboran fuera del hogar, respetan el ámbito femenino socialmente aceptado; por ejemplo, en la ilustración 8 se dibujan a las trabajadoras de un mercado que interactúan sólo con mujeres. Es interesante observar, sin embargo, que esta tajante separación de roles genéricos aplica, de manera exclusiva, para los adultos; así, en esa misma imagen, un hijo acompaña a su madre al mercado –acción que no es propia de los roles tradicionales para varones–.
* Los roles y ocupaciones del hombre y la mujer de 1992. Los roles genéricos en estas ediciones son muy similares a los que hemos revisado:
-La mujer servicial. Las mujeres tienen como función principal servir: a sus hijos en la casa, a otras personas en reuniones sociales, o como parte de su trabajo (ver ilustraciones 19 y 20). Los personajes femeninos que laboran fueran del hogar siguen teniendo oficios “propios” como maestras o enfermeras; de este modo, el empleo de las mujeres les exige acciones que impliquen servir a otros. 

ILUSTRACIÓN 19.
SEP, Mi libro de primero I y II, 1992, p. 47

ILUSTRACIÓN 20.
SEP, Mi libro de segundo I y II, 1992, p. 270

-Los hombres activos. Los hombres de estas ediciones, se caracterizan por estar en constante actividad: en su trabajo, cumpliendo con sus obligaciones; en el hogar, ayudando a sus hijos (ver ilustraciones 19 y 20). Como padre su principal función es proteger; fuera del hogar puede dedicarse a una profesión acorde con su espacio: por ejemplo, el campesino y el panadero aparecen en el espacio rural, mientras el doctor en el urbano.
* Los roles y ocupaciones del hombre y la mujer de 1997. Las funciones femeninas y masculinas presentan las siguientes figuras en estas ediciones:
-El hombre prestador de servicios. Como padre, el hombre es el protector y proveedor de su familia. Los personajes masculinos que en las ilustraciones no se contextualizan el ámbito familiar, prestan algún servicio, ya sea como profesionistas –el doctor–, ya sea como trabajador de oficio –el heladero– (ver ilustración 21).
-Las mujeres hogareñas. Las acciones de las mujeres están en función de su papel de madre protectora, cariñosa y al cuidado de sus hijos; incluso, la abuela, como hemos comentado, también asume un rol materno. Contrario a los adultos, los niños no tienen responsabilidad en el hogar como tal; de hecho, si están junto a sus madres o padres mientras realizan alguna tarea, sólo los observan o acompañan. Sólo en la ilustración 22, una niña ayuda a su madre, mientras su hermano se rehúsa a hacerlo; de este modo, se recalca ­–aún en los niños– la inclinación de las mujeres a las labores del hogar y su obediencia.

ILUSTRACIÓN 19. SEP, Español, Primer grado, Lecturas, 1997, p. 45

ILUSTRACIÓN 20.
SEP, Español, Primer grado, Lecturas, 1997, p. 134

4. La vida diaria en México
Las actividades y las relaciones entre los personajes establecen ciertas figuras como parte de la vida cotidiana que enseguida presentamos.
* Las actividades cotidianas en 1960. Las imágenes de los LTG, exponen algunas acciones como cotidianas en el México de 1960:
-El paseo familiar. Las actividades lúdicas, por lo general, se desarrollan fuera de la casa; por esta razón, las visitas al campo, al parque, al zoológico, al circo, aparecen con frecuencia en estas imágenes (ver ilustraciones 1 y 3).
-La responsabilidad en equipo. En estas ilustraciones es común observar a todos los miembros de una familia haciendo sus quehaceres de manera simultánea o bien ayudándose entre sí (ver ilustración 2).
-La inmovilidad como signo de respeto y atención. Puesto que los mayores educan a los pequeños, en una conversación, los adultos hablan y los niños escuchan. Así, los infantes frecuentemente permanecen inmóviles frente a las figuras de autoridad; su postura varía de acuerdo a la situación: si es un saludo, información o consejo, escuchan y observan al adulto (ver ilustración 18); si es un regaño o noticias tristes, escuchan y miran hacia abajo (ver ilustración 13). Aun cuando el rol pasivo sea generalizado para los más jóvenes, la mirada baja es exclusiva de las niñas o de los personajes marginales.
-Los adultos protegen a los niños. Los padres tienen como función principal proveer a sus hijos lo que necesiten y guardar su bienestar  (ver ilustración 4). Sin embargo, esta responsabilidad no sólo recae en los progenitores, pues los abuelos y los maestros también cuidan a los niños. En la ilustración 13, a pesar de que la maestra corrige a Clarita, tanto ella como la madre extienden el brazo hacia la niña para manifestar su apoyo y comprensión a pesar de la mentira de Clarita.
* Las actividades cotidianas en 1971. Las imágenes de estos textos construyen varias figuras sobre las acciones y relaciones cotidianas:
-El paseo familiar. Las actividades de recreación ocurren fuera de la casa, por lo que estas imágenes presentan visitas al campo, al parque, al zoológico, al circo  (ver ilustración 21).

}

ILUSTRACIÓN 21.
SEP, Mi libro de segundo año, 1971, p. 85

ILUSTRACIÓN 22.
SEP, Mi libro de primer año, 1971, p. 54

-La responsabilidad en equipo. Los LTG presentan a los personajes, sobre todo familiares, haciendo sus labores y obligaciones de manera conjunta, acompañándose unos a otros (ver ilustración 22).
-La inmovilidad como signo de respeto y atención. En las imágenes donde aparecen niños y adultos, por lo general, los mayores realizan acciones y los más jóvenes sólo observan o escuchan. Los pequeños pueden contemplar al adulto frente a frente para mostrar atención, o bien pueden mirar hacia abajo en señal de pena. De acuerdo al contexto situacional, hay diferencias no sólo en cuanto a la mirada de los personajes, sino también en el plano de la imagen: cuando la situación es didáctica y se pretende mostrar respeto y atención, el encuadre es amplio y todos los personajes están de pie, por lo que los mayores se posicionan visualmente encima de los niños (ver ilustración 5); en cambio, cuando la situación es más emotiva, los adultos están sentado para estar al mismo nivel que los hijos.
-Los adultos protegen a los niños. Padres, abuelos y maestros tienen el compromiso de proteger a la población infantil. En la ilustración 5, la maestra corrige a Clarita; no obstante, le toca la cabeza a la niña y sonríe para manifestar su simpatía hacia la alumna. Es importante notar dos aspectos de esta edición: primero, el regaño de Clara no ocurre frente a sus compañeros; segundo, la madre se muestra tan apenada como su hija. Estos dos detalles constituyen un cambio radical con respecto a la misma lección en 1960.
* Las actividades cotidianas en 1972.  Las acciones de los personajes de estos textos dibujan las siguientes situaciones:
-Las herencias mexicanas. Una de las principales herencias que los mexicanos dejan a sus hijos son las costumbres que ellos mismos han heredado desde su pasado prehispánico, como podemos verlo en la ilustración 23. En esta imagen, encontramos la única alusión religiosa de las ediciones revisadas: por las cruces del panteón, sabemos que se trata de un panteón católico. Pese a esta referencia católica, debemos señalar que el primer plano corresponde a las calaveras tradicionales del día de muertos; el segundo, a las flores de cempasúchil; y el panteón se ubica hasta el fondo.

ILUSTRACIÓN 23.
SEP, Español, Segundo grado, 1972, p. 47

ILUSTRACIÓN 24.
SEP, Español, Primer grado, 1972, p. 34

-El paseo en familia. Las salidas en familia con fines de entretenimiento siguen siendo importantes. El espacio lúdico se localiza fuera de la casa, ya sea en sus inmediaciones o bien en sitios expresamente recreativos (ver ilustración 24).
-La vida sencilla. En las imágenes de esta época, la sencillez de la vida de los personajes –rurales y urbanos– es evidente, por lo que no hay referencias a artículos ostentosos o tecnología avanzada. Aunque en la ilustración 7, se observa un camión para transportar productos, los demás detalles reflejan desdeño hacia el uso de aparatos modernos: una casa modesta, no hay maquinaria para sembrar o trabajar la tierra; hay animales de carga; el vestuario y las acciones de los hombres.
* Las actividades cotidianas en 1992. Las acciones y situaciones de los personajes presentan las siguientes figuras:
-La dualidad de la comunicación masiva. En la ilustración 25 se exponen dos tipos distintos de comunicación masiva: la de la televisión y la de los periódicos. La televisión se presenta como un entretenimiento comercial, donde los anuncios tienen una finalidad mercantil; en cambio, el periódico anuncia información trascendental para la población.

ILUSTRACIÓN 25.
SEP, Mi libro de segundo I y II, 1992, p. 215

ILUSTRACIÓN 26.
SEP, Mi libro de primero I y II, 1992, p. 352

-El vínculo entre familiares y vecinos. En varias imágenes observamos que los personajes asisten a reuniones sociales (ver ilustraciones 10 y 26). Estas reuniones se distinguen por convocar a familias completas para convivir.
-Las mujeres con pantalones. En la segunda serie de la segunda generación de los LTG, encontramos las primeras referencias de la mujer vistiendo pantalón tanto en fotografías como en dibujos. Aunque esta particularidad en la vestimenta no se traduce en un cambio en las funciones femeninas, debemos observar que dichas ilustraciones sitúan su acción en espacios urbanos.
* Las actividades cotidianas en 1997. A través de estas imágenes se observan las siguientes situaciones cotidianas entre los personajes:
-El paseo familia. La familia se reúne para salir fuera del hogar y tener espacios de recreación y deporte; por ejemplo, en la ilustración 27 una familia aprovecha las compras para pasear en bicicleta. En este cuadro, es interesante ver que en un espacio rural, la familia utiliza un medio de transporte poco convencional para llevar niños pequeños y carga; sin embargo, se observa que se guardan normas básicas de seguridad, como canastas para los objetos y animales o una silla con cinturón para el bebé. En esta imagen también se destaca que, aun en las actividades recreativas, se mantienen los roles familiares: el padre lleva la comida, la madre cuida al bebé, la hija –con mucha menor responsabilidad– lleva al gato.

ILUSTRACIÓN 27. SEP, Español, Primer grado, Lecturas, 1997, p. 184

ILUSTRACIÓN 28.
SEP, Español, Primer grado, Lecturas, 1997, p. 235

-El desinterés infantil. En esta época, ya no se muestra el respeto incondicional a los adultos: en la ilustración 20, ya habíamos señalado que el niño se tapa los oídos mientras sus padres le hablan. Es necesario comentar que esta actitud es criticada en el texto; sin embargo, se expone como una situación que ocurre y de la que deben aprenderse las consecuencias.
-Los niños independientes. Aunque los padres son los encargados de los hijos; en algunas imágenes es evidente que los niños tienen cierta autonomía para actuar por sí mismos. En la ilustración 28, unos niños compran helado y parecen haber ido solos al circo, ya que sus padres no se aprecian en la imagen. En la ilustración 19, la madre lleva a la hija con el doctor; sin embargo, la niña es quien estira la mano para recibir la medicina recetada por el médico.
-La familia reunida. Ya habíamos observado el carácter protector y amoroso de la familia, por lo que es común la imagen de la familia feliz (ver ilustraciones 11 y 12) una vez resuelto el problema –en cuya resolución no necesariamente intervienen los parientes– del que trata la lectura.

CONCLUSIONES

Los procesos que se han observado en las imágenes de los LTG, revelan un fenómeno interesante acerca de los cambios y permanencias en la construcción de la mexicanidad: a pesar de la diferencia entre el contexto social de 1960 y el 2009, se mantienen muchos elementos relacionados con los roles genéricos, la función de la escuela y la familia. Las diferencias más notables podemos ubicarlas en aspectos externos como el vestuario o la fisionomía de los personajes. También es interesante observar que, a pesar de los avances tecnológicos que han ocurrido en estos cincuenta años, las imágenes revisadas no muestran cambios fundamentales en las vida cotidiana, ni en la interacciones de los personajes; incluso, a nivel formal se sigue observando el mismo privilegio del dibujo sobre la fotografía en los libros de los años 60 y los que comenzaron a editarse en los noventas y se siguieron utilizando después del 2000 .
Después de analizar los libros de historia, Mabire (2003: 153) calificó como mito, la concepción “de que cada serie [esto es, cada edición de los LTG] renegaba de la que sustituía e innovaba radicalmente la interpretación del pasado nacional […] [pues] si el lector se concentra en las grandes líneas explicativas, le sorprenderá la continuidad entre todas las versiones, excepto por vaivenes de los juicios sobre la conquista española”. Lo mismo ocurre con las imágenes de las situaciones cotidianas y comunicativas de los LTG, pues estos materiales presentan una continuidad que se ha mantenido durante 50 años, a pesar de todas las transformaciones sociales.
La vida cotidiana que dibujan los LTG no ha sufrido un cambio significativo desde las ediciones de la primera generación: se conservan muchos roles de los personajes infantiles y adultos, de los hombres y las mujeres, de los mexicanos. Asimismo, se sigue privilegiando la interacción oral cara a cara, por encima de los medios y tecnologías de comunicación actuales. De este modo, la caracterización de los personajes en el cumplimiento de una función social determinada, así como la presentación de situaciones e interacciones semejantes permiten construir un mismo perfil de mexicanidad en todos los textos revisados.
Los cambios, como hemos señalado, refieren siempre a procesos de integración hacia un paradigma hegemónico. Los rasgos étnicos de los habitantes de un país son una constante que sirve, incluso, para identificar a un grupo de otro; no obstante, la comparación de las imágenes de las distintas ediciones, dan cuenta de una paulatina homogenización de los personajes, cuyas características físicas son cada vez más cercanas a un modelo occidental de belleza. El proceso de urbanización, por su parte, permite la integración de los personajes y lugares marginales a la sociedad moderna; por esta razón, a pesar de existir un discurso nacionalista que promueve la riqueza y diversidad del territorio mexicano, las ilustraciones de los LTG poco a poco van construyendo una imagen urbana de la vida en México.
Los textos visuales y escritos que participan en el discurso oficial no persiguen la polémica ­–aunque sus detractores en ocasiones presenten conflictos más o menos significativos– sino, por el contrario, buscan el ambiente propicio y tranquilo que permita la continuidad del sistema gubernamental. Burke (2001) observó que los estereotipos culturales son tan importantes, que la destrucción de monumentos asociados al régimen anterior es una práctica común durante las revoluciones –y la historia ha demostrado que también durante las conquistas y colonizaciones–. Así, la creación y el reforzamiento de ciertas imágenes estereotipadas es necesario para asegurar la hegemonía del Estado; entre estas imágenes destacan las figuras de los ciudadanos, el territorio, la vida diaria y las interacciones como hemos visto.
La mexicanidad, como construcción del Estado, se ha constituido en un mecanismo de articulación y control políticos, a través del cual se establecen ciertas características y rasgos sociales, apoyados en referencias culturales emblemáticas para la colectividad hegemónica (Casas Pérez, 1999). De este modo, las figuras nacionales que hemos observado en las imágenes de los LTG, no constituyen una síntesis cultural de los pueblos e individuos que conforman la totalidad mexicana, sino un diálogo entre discursos hegemónicos a través del cual se instituye un concepto de mexicanidad oficial que garantiza la continuidad de un sistema social legitimado.

BIBLIOGRAFÍA

Barthes, R. (2001). Fragmentos de un discurso amoroso. México: Siglo XXI.
Corona Berkin, S. (2006). La fotografía indígena en los rituales de la interacción social. Comunicación y Sociedad, 6, 91-104.
Calvo, T. (1989). Los racistas son los otros. Gitanos, minorías y Derechos Humanos en los Textos Escolares. Madrid: Popular.
Mabire, B. (2003). Políticas culturales y educativas del Estado mexicano de 1970 a 1997. México: El colegio de México.
Burke, P. (2001). Visto y no visto. El uso de la imagen como documento histórico. Barcelona: Crítica.